Es increíble, es asombroso, es indescriptible. Cuando aquello que anhelabas y buscabas se transforma en realidad. El nacimiento de nuestro hijo nos ha transformado, cambia por completo tu visión de la vida, tus prioridades, tus necesidades. Ahora es ÉL, llegas a casa y la sonrisa de tu hijo te ilumina el semblante y te purifica el alma, te hace creer que todo es posible. Allí está, tu pequeño milagro, lo más maravilloso que te puede pasar. Nada es comparable a eso.
Aquellos que son padres me entenderán, y los que no lo son, no saben lo que significa, cambia tu vida en todos los sentidos. Es una responsabilidad sí, pero ya no te importa tanto si no puedes ir al cine o a cenar. Eso ya lo has hecho, y se volverá a hacer (los niños crecen). Lo que importa es ese ser pequeñito, que te mira limpiamente, sin esconder nada y haciéndose entender de la única manera posible.... a grito pelado y llorando.
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